20 junio 2009

Capítulo 5: El gigantón

A algunos kilómetros de allí, en un bosque muy similar, un fugitivo trataba de alcanzar la frontera entre Terramedia y Meridia, corriendo a toda velocidad entre los árboles. Era un muchacho no mayor de veinte años, de casi dos metros de altura y más de noventa kilos de peso que sin embargo se movía con una agilidad impropia para alguien de su tamaño. Su piel era muy blanca, salpicada de pecas, y tenía un cabello negro y largo hasta media espalda, que en ese momento ondeaba tras él mientras trataba de escapar.
Un grupo nutrido de perseguidores trataba de darle alcance. Su elevado número, unos quince, no era fruto de la casualidad. Aquel fugitivo era un graceling que acababa de escapar de Su Majestad el Rey Randa de Terramedia. ¿El motivo? En Terramedia, al igual que en Meridia, los graceling no eran muy apreciados, y si no entraban al servicio del rey, la más mínima excusa servía a la hora de quitarlos de enmedio.
Charly, el fugitivo, había rechazado terminantemente entrar al servicio de un monarca al que consideraba cruel e innecesario, y se había declarado partidario de la república. Ello motivó que el rey mandara en varias ocasiones numerosos grupos de soldados a prenderlo, pero en cada una de estas ocasiones encontraron su casa vacía. Jamás, ni siquiera cuando envió agentes encubiertos, consiguió sorprenderlo.
Finalmente habían conseguido llegar mientras se marchaba, y lo persiguieron a galope tendido hasta que se internó en lo espeso del bosque para obligar a los jinetes a abandonar sus caballos. La táctica no solo dio resultado sino que obligó a un par de hombres a quedarse cuidando de los caballos.
La frontera de Meridia ya estaba cerca, pero sus perseguidores estaban cada vez más próximos y a Charly no le quedaba resuello. Finalmente, cuando su captura ya parecía inevitable, lo más sorprendente ocurrió. Una muchacha pálida de pelo castaño y rizado apareció montando un caballo al que seguían otros dos, aparentemente sin jinete.
- ¡Sube! - Gritó la joven mientras se acercaba rápidamente al lugar donde Charly contemplaba atónito la escena.
Charly se concentró y en el momento en el que uno de los caballos que iba a la zaga pasaba por su lado se aferró a su cuello y el propio ímpetu del animal le hizo montar. Mientras se alejaban, volvió la vista atrás para contemplar como el grupo de soldados se detenía, impotente.
La chica gritó de júbilo mientras galopaba a toda velocidad hacia los límites del bosque, allí donde Terramedia se convertía en Meridia.
De súbito, en la silla del caballo que quedaba libre, se materializó de la nada un joven de pelo rubio y rizado y la cara salpicada de pecas.
- Eso ha estado cerca – comentó satisfecho.
- Gracias por ayudarme – gritó Charly mientras los caballos se acercaban a la frontera. - pero... ¿quiénes sois?
- Yo me llamo Lía – repuso la joven – soy una graceling con la habilidad de la puntería.
- Yo soy J.R. - añadió el chico – y mi gracia es la invisibilidad.
Eso explicaba algunas cosas, pero no todas, pensó Charly.
- Pero... ¿de dónde habéis salido? ¿Cómo sabíais donde encontrarme?
Fue Lía la que contestó.
- J.R. estaba en el bosque cuando apareciste corriendo. Estaba buscando leña porque habíamos acampado cerca. Se hizo invisible al instante, y cuando aparecieron todos aquellos soldados y dejaron allí los caballos con apenas un par de hombres de guardia vino a por mí. Con dos flechas los guardias dejaron de ser un problema. Entonces robamos los caballos y nos dirigimos a la salida del bosque, donde deja de ser espeso, a esperar a que salierais. Al parecer llegamos justo en el momento oportuno – comentó sonriendo.
- ¿Qué hacíais vosotros en el bosque?
- Somos fugitivos como tú – contestó J.R. - y acampamos en el bosque desde hace unos días. Nos encontramos por casualidad en una posada de un poblado meridiano cercano a la frontera. Ambos estábamos perseguidos en Terramedia, pero añorábamos estos bosques, así que nos acercamos a pasar unos días aquí. La habilidad de Lía con el arco nos daba fácil comida, y no es época de lluvias, así que no tuvimos problemas ni sorpresas... hasta que apareciste.
Charly sonrío con culpabilidad. Pese al agotamiento de la carrera, aquel galope le estaba sentando a gloria.
- Yo me llamo Charly. Mi gracia es ver el futuro inmediato antes de que pase. De esa manera he evitado a los enviados del rey todo este tiempo.
- Suena muy útil – comentó Lía con un punto de admiración.
- Lo es – contestó Charly con una sonrisa.
La cabalgata concluyó unos cientos de metros más allá, cuando atravesaron el riachuelo que separaba ambos reinos y se adentraron en Meridia.
- El burgo de Murgon no queda lejos – propuso J.R. - podemos dirigirnos allí a pasar la noche.
- Me parece buena idea, – estuvo de acuerdo Charly – allí no nos buscarán. ¿Quién buscaría a tres fugitivos en la ciudad más importante de Meridia?
Pusieron rumbo al sureste y avistaron la ciudad cuando se encendían las primeras linternas de la noche.

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La Familia

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Por este orden, J.R., Aka, Taku, Neko, Charly, Lía, Fish y Aixa.