20 junio 2009

Capítulo 2: La persecución

Los gritos de los perseguidores acompañaban a Aka, que alcanzó a internarse en el bosque al tiempo que una flecha se clavaba en un árbol, allí donde medio segundo antes estaba su cabeza. Quizás el arquero no fuese un graceling, pero no cabía duda de que era competente.
Los cuatro hombres le perseguían juntos, y no se separaron como Aka había confiado que harían. Estaban furiosos, pero eran prudentes, y él no conseguía abrir hueco, sino que cada vez le seguían de más cerca. Finalmente, aquél que corría con las manos desnudas, y por tanto podía hacerlo a mayor velocidad, se lanzó y le agarró de los tobillos, tumbándole en el suelo. En el acto, uno de los hombres armados con cuchillos le saltó encima, con el arma alzada sobre su cabeza y a punto de descargar un golpe letal contra su pecho.
Swap.
El cuchillo cayó sobre el arquero, que nunca se llegó a explicar que hacía tirado en el suelo cuando había estado en pie contemplando una justa venganza. Aka salió corriendo de nuevo, ahora con un adversario menos y con los tres restantes muy confundidos.
Sin embargo, el furor les curó la confusión mucho antes de lo que él hubiese querido. Pronto los tenía de nuevo encima. Cuando parecía que iban a darle alcance, de nuevo se escuchó en el bosque aquella palabra: “swap”. Aka, que había cambiado su posición con la del perseguidor más retrasado, desenfundó su propia daga y, antes de que nadie se diera cuenta de nada, abrió la garganta del hombre que tenía delante con un feroz salto. De nuevo cambió la dirección de la persecución, pero ahora, con solo dos rivales, Aka se sentía mucho más seguro, aunque ya muy cansado. Poco a poco los dos hombres, cuyos cuchillos relucían a la luz de la luna, le fueron acorralando, y de pronto se vio en una roca que acababa, cortada a pico, sobre un desfiladero de una altura suficiente para matarlo. Ambos sonrieron. Por fin tenían al maldito graceling acorralado, y ningún cambio de posición les despistaría.
Aka se aproximó paso a paso hacia el borde del precipicio, retrocediendo de espaldas y sin perder de vista a los dos hombres en cuyos ojos brillaba el ansia por matar. De improviso, dio media vuelta, corrió hacia el abismo, y saltó, ante la mirada atónita de ambos tipos. Cuando comprendieron lo que iba a ocurrir ya era demasiado tarde. La palabra que les había matado a todos resonó por última vez en la quietud del bosque.
Swap.
Aka contempló como el más bajo de los dos hombres iniciaba una caída libre hacia el vacío y, sin perder un instante, hundió su daga hasta la empuñadura en el corazón del último de los perseguidores. Los gritos de ambos al morir resonaron en lúgubre armonía sobre la calma del bosque.
Cuando finalmente reinó el silencio, Aka limpió en las hojas su daga y la enfundó de nuevo. Parecía que aquella noche dormiría al raso, y que el número de fantasmas que le visitaba cada noche había aumentado en cinco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Familia

La Familia
Por este orden, J.R., Aka, Taku, Neko, Charly, Lía, Fish y Aixa.