20 junio 2009

Capítulo 4: El compañero de Aka

Cuando Aka se levantó, el sol estaba ya bien alto en el horizonte, y Fish y Neko respiraban acompasadamente. Le pesaban los párpados, pero no podía permitirse dormir ni un segundo más.
La verdadera razón por la que Aka se encontraba en la posada la noche anterior no era la búsqueda de problemas. Había quedado allí con un amigo suyo al que llevaba sin ver un tiempo, un graceling que estaba comenzando a hacerse conocido porque ni los más dotados para la lucha habían podido vencerle, ni siquiera aquellos tocados por la gracia.
Por tanto, pese a las malas sensaciones que le daba volver al poblado, se encaminó hacia allá. De súbito, dos hombres le cortaron el paso. Se trataba de un hombre alto con un pañuelo rojo anudado en torno a la frente y un arco largo al hombro y un individuo de baja estatura con un puñal de hoja larga.
- Maldito graceling, has asesinado a un hombre en la taberna del poblado y probablemente a cuatro más en el bosque. Prepárate, porque ¡vas a morir!
Aka se preparó para defenderse, desenfundando la daga y manteniéndose atento. El arquero tensó el arco y disparó, momento en el que la gracia de Aka fue empleada de nuevo. Un instante más tarde, el arquero moría con su propia flecha clavada en el corazón.
Sólo cuando el otro hombre se le encaró comprendió que había cometido un error que podía resultar fatal: debería haber hecho que el tipo del cuchillo muriera primero. La segunda flecha acabaría con la vida del arquero y no quedarían enemigos. Sin embargo, ahora debía hacer frente a un hombre con un arma de filo, y a ésas no era posible evitarlas con su gracia. Además parecía mucho mejor entrenado y más acostumbrado a la lucha que el de la taberna de la noche anterior. Sostuvo su daga con firmeza, pero era consciente de que probablemente aquel hombre tenía mucha más experiencia en combates a corta distancia que él.
- Chico, acabas de firmar tu sentencia de muerte.
De súbito una voz irrumpió en el claro.
- Hombre, Aka, así que estabas aquí.
Ambos contendientes se giraron para mirar a la figura que se acercaba despreocupadamente entre los árboles. Era un muchacho de media altura y fornido, con el pelo pajizo y ojos azul grisáceo. Se movía con fluidez, esquivando las ramas bajas de los árboles sin dificultad. Cuando estuvo lo bastante cerca, miró a Aka y habló con un cierto tono de reproche. Su voz era aguda.
- No hay manera de evitar que te metas en líos. ¿Sabes lo que me ha costado encontrarte?
- ¡Bah! No habrán sido más de cinco minutos.
- Sabes que conmigo ese comentario es bastante acertado.
- Quizá. En fin, ¿me echas una mano con este tipo?
- Faltaría más.
El joven rubio se acercó al hombre, que había contemplado la escena bastante sorprendido. Su mano se movió con velocidad cegadora y arrebató el puñal de la mano del individuo. Cuando éste le miró a los ojos, comprendió de golpe su situación. Cayó de rodillas en el acto.
- ¡No! No, señor, por favor, no me mate. Tengo familia que mantener, soy muy joven para morir…
- ¿Sabes quién soy?
- Sí, señor. Vos sois Taku, el graceling que no parece serlo, el hombre que nadie en Meridia ha logrado derrotar.
- Bien, ahora que lo sabes, puedes largarte con viento fresco, y no quiero volver a verte por aquí.
- ¡Gracias, señor! – El hombre le miró, incrédulo de que le hubiesen perdonado la vida, y murmuró – No sois el monstruo que se asegura que sois.
Cuando el tipo se alejó a la carrera, Aka se acercó a Taku.
- ¿No deberías haberlo matado? Nos traerá problemas.
- No, no tenía por qué. Además, mejorará mi reputación. Ya lo oíste… la gente cree que soy un monstruo.
Aka soltó una franca carcajada.
- ¡Nada más lejos de la realidad! Amigo mío, eres un buenazo.
- Sí, pero eso no lo sabe casi nadie. Sólo saben que, por más rápido y hábil que sea mi rival, puedo matarlo si lo deseo. ¿Cómo no podría, con mi gracia?
- Nadie sospecha siquiera que tu gracia no sea la lucha - observó Aka.
- Es mucho más frecuente la gracia de luchar que la mía.
- Cierto.
- Y, hablando de eso, no me gusta nada que mi nombre esté cogiendo fama. Va siendo hora de volver a Elestia, a nuestra ciudad. He escuchado algunos rumores que me gustaría confirmar - dijo Taku.
- Sí, yo también tengo un asuntillo pendiente en el Este.
- De acuerdo, pues.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La Familia

La Familia
Por este orden, J.R., Aka, Taku, Neko, Charly, Lía, Fish y Aixa.